lunes, 24 de noviembre de 2008

Tesoro de Guarrazar

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Su descubrimiento causó un tremendo impacto en los medios culturales de la Europa del siglo XIX. Fue un hallazgo accidental en el año 1858. Aparecieron formando dos depósitos de hormigón enterrados a escasa profundidad en el interior de lo que debió ser un pequeño templo u oratorio. El lugar es Huerta de Guarrazar, en la localidad de Guadamur, a escasos once kilómetros de Toledo.
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En un principio se hallaron catorce coronas y diferentes cruces. Por desgracia las coronas fueron fundidas y se han perdido para siempre; sin embargo, nuevas remociones del terreno permitieron el hallazgo de otras ocho coronas más y seis cruces colgantes. A través del comercio las piezas terminaron por pasar al Museo Cluny, penas un año después de su asombroso hallazgo.
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La Real Academia de la Historia tomó cartas en el asunto encargando una excavación del lugar a José Amador de los Ríos. Fruto de esta actuación fueron nuevos descubrimientos, entre ellos otras cuatro coronas más. De éstas, tres pasaron a la Armería del Palacio Real de Madrid, y curiosamente también la cuarta al Museo Cluny. Dos de las de palacio desaparecieron en un extraño robo el año 1921.
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El conjunto del tesoro es fruto de un largo período de acumulación. Al menos hay dos fechas de referencia perfectamente atestiguadas, los años 621 y 672. Una de las coronas desaparecidas correspondía a una ofrenda del monarca Suintila y otra, la más emblemática, corresponde a un regalo de Recesvinto. Aunque el conocimiento de la orfebrería hispana de esta época no nos permite precisiones, es muy probable que algunas piezas pudieran superar este marco cronológico por sus dos extremos.

Como la corona de Suintila, veintidós letras colgantes disponen el siguiente letrero:

RECCESVINTHUS REX OFFERET

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La letra R de esta corona se conserva en el Museo Cluny. Del centro de la corona pende una cruz muy interesante. Formada por cuatro cápsulas metálicas soldadas en el brazo largo, mientras que una a cada lado constituyen los brazos transversales, todas estas cápsulas contienen en el anverso una piedra. Cada extremo de la cruz está enmarcado por una pareja de perlas también encapsuladas. La presencia de una aguja en el reverso demuestra que se trataba de un broche reaprovechado.
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Obra del mismo taller que la corona, y seguramente, dada su calidad, también podía ser un regalo de Recesvinto, son dos brazos de una cruz. Seguramente estos brazos constituían parte del anverso de una cruz con alma de madera y un reverso también enchapado pero más sencillo; es posible que, como en las cruces asturianas, tuviese el letrero de la ofrenda. Como tantas cruces altomedievales, debió tener correspondiente sepulcro con reliquias.
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Como tantas cruces altomedievales, debió tener el correspondiente sepulcro de reliquias. Las grandes iglesias visigodas contaban con una pieza excepcional, un lignum crucis, custodiado en la sacristía destinada al tesoro.
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Se ha interpretado el ocultamiento de este tesoro atribuyéndoselo a las circunstancias ocasionadas por la invasión musulmana. Es muy posible que fuera así; sin embargo, no existe unanimidad para identificar el origen de las obras escondidas. Se ha llegado a decir que representaban el tesoro de la iglesia toledana. Si así fuera, tan sólo se trataría de una mínima muestra. Por los datos que suministran las piezas, sólo tenemos referenciado un santuario: Santa María de Sorbaces.
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Según la importancia de la iglesia, las coronas que se colgaban ante el santuario principal podían variar considerablemente en su número, pues más que un adorno concreto respondían al protagonismo que quería manifestar cada uno de los posibles donantes. Así las coronas se ofrecían a la divinidad en sentido genérico o concreto, además de las que se ofrendaban al patrono del templo. Como es bien sabido, los templos también tenían altares secundarios, razón por la cual un santuario erigido en honor a Santa María también podía tener un altar dedicado a San Esteban.

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2 comentarios:

Xari dijo...

Madre mía, te me has colado! Esta pedazo de obra de arte tendría que haberla puesto yo, que para algo me debe servir la tesina sobre visigodos!! Jajaja!! Precioso tesoro; entrada acertadísima. Besitos.

Rafa dijo...

Jejeje, se siente! Es que la otra semana en clase preguntaron si alguien sabía qué era el tesoro de Guarrazar y nadie lo sabía, a parte, la corona de Recesvinto me sale en el largo listado de obras del examen y ya que lo dijo pues maté dos pájaros de un tiro, saqué la información para estudiar y una entrada para poner aquí, jejeje.