domingo, 19 de octubre de 2008

Composición VI

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En esta obra, Kandinsky logró disolver las formas en una representación puramente pictórica, abstracta, donde los colores se independizan de los objetos. Según explicó en Mirada retrospectiva, la tela consta de tres centros.
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El primero, a la izquierda, es "difuso, rosado, delicado, con líneas débiles e inseguras en el centro". De él parte en diagonal un haz de colores que representan la lluvia torrencial y conduce al segundo, a la derecha. Éste es "tosco, azul y rojo, ligeramente disonante con líneas precisas, marcadas, casi malvadas". En la parte inferior se sitúa el tercero, donde "se diluyen el blanco, el rosa y el azul en medio de una especie de neblina. [...] Este lugar determina el tono interior de todo el cuadro"
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de Kandinsky (1866-1944)

A pesar de que Kandinsky se inspiró en El Diluvio, una pintura sobre cristal del año anterior, aseguró que sería un error considerar esta obra como la representación de un acontecimiento. Entre la confusión apocalíptica, es posible identificar la barca de remos en el ángulo inferior izquierdo, dos figuras yacentes en el extremo opuesto, y, sobre ellas y compartiendo la forma, el perfil de un barco de vela, entre otros elementos.

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1 comentario:

Gonzalo González dijo...

Yo con Kandinsky siempre me dejo llevar por su ritmo y su musicalidad.

Saludos!