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Cuando las fuerzas de Alejandro llegaron por fin al lugar donde yacía el rey se encontraron que Darío se aferraba a duras penas a la vida. Estaba en su último aliento, pidió de beber y tomó agua fría y dijo: "esta es la deshonra final, tener que aceptar un servicio tuyo y no poder devolvértelo, pero Alejandro te recompensará tu bondad y los dioses le pagarán su cortesía con mi madre, mi esposa y mis hijas", dicho eso murió.
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Al llegar Alejandro mostró su pena por la muerte del rey y desabrochándose su capa cubrió el cuerpo del rey muerto. Más tarde cuando capturó al asesino de Darío ordenó que inclinaran los troncos de los árboles y ataron a cada uno una parte de su cuerpo para que al soltar los árboles y volver a su posición el cuerpo quedara partido en dos. En cuanto al cadáver de Darío ordenó enviarlo a Babilonia para que su madre pudiera hacer un funeral de estado digno de su persona.
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En este lienzo de El Veronés se nos presenta la anécdota que Plutarco narra en sus Vidas Paralelas y que en la película de Oliver Stone aparece cuando el general macedonio llega al harén persa. La madre de Darío se acercó a Hefestión y le trató como si fuera el rey, Alejandro y el resto de generales reían y la madre los miraba con desconcierto hasta que el propio Alejandro dijo que "Hefestión también era Alejandro". Aquí el pintor nos muestra a Hefestión mostrando con la mano izquierda al verdadero Alejandro.
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-100 días de ALVB des-de- de su creación-
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