sábado, 26 de enero de 2008

Fragmento de la cuadriga de Mausolo

El príncipe Mausolo, virrey de la provincia persa de Caria (hoy, sudoeste de Turquía), mandó construir hacia el año 360 a.C. una tumba que proclamase su fama a través de los tiempos. Se confió esta labor a los mejores y más afamados arquitectos y escultores. El rico príncipe, como solía ser habitual en aquella época, no llegó a ver acabada su obra. Otra teoría, mucho más romántica, dice que fue su mujer la que, tremendamente apenada por el fallecimiento de su marido, mandó construir el recinto.El Mausoleo no ha podido llegar a reconstruirse con exactitud. En el siglo XIV, los caballeros de San Juan hicieron de la tumba una cantera para la construcción de la fortaleza de San Pedro de Halicarnaso, que hoy se llama Bodrum y es famosa por su activa vida nocturna (lo que cambian las cosas).
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Los caballeros la expoliaron tan a fondo que, sólo por la forma de la roca, puede reconocerse dónde estuvo situada la obra. Un triste ejemplo más de una obra de arte destruida para convertirse en estructura militar.
La tumba, erigida sobre una superficie de 33 x 39 metros, se levantaba a casi 50 de altura, visible a gran distancia. Cinco escalones reforzaban un muro que llegaba hasta media altura. Sobre éste empezaba el templo propiamente dicho, rodeado de columnas y cubierto por un tejado escalonado. Una gigantes cuádriga coronaba la obra. El Mausoleo de Halicarnaso, una de las siete maravillas de la Antigüedad de la que, como casi todas, sólo nos ha llegado una mínima parte de lo que pudo llegar a significar en su momento.
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