sábado, 2 de mayo de 2009
domingo, 8 de febrero de 2009
De nuevo a empezar
Se acabó la espera, ya tenemos nuevo blog listo para que os hagais seguidores de éste ahora. Disculpad el no pasarme por aquí durante todo este tiempo.
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Rafa
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martes, 6 de enero de 2009
Turno de replicas
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miércoles, 31 de diciembre de 2008
Puerta del Sol
martes, 30 de diciembre de 2008
lunes, 29 de diciembre de 2008
Sibila délfica
de Miguel Ángel (1475-1564)
domingo, 28 de diciembre de 2008
sábado, 27 de diciembre de 2008
Juan Carlos I firmando la Constitución
viernes, 26 de diciembre de 2008
jueves, 25 de diciembre de 2008
miércoles, 24 de diciembre de 2008
La Natividad
__________________del Maestro de Ávila (s XV)
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La presencia del buey y el asno procede del Evangelio apócrifo de Mateo, que quizá recogía una creencia anterior. El Concilio de Trento prohibió colocar estos animales en las natividades dada su baja nobleza. En la parte superior del pesebre aparecen ocho angeles, en el siglo XIV se multiplicaron los áneles adoradores. En el arte anterior, y pese a que nada se dice en la Biblia, se colocaba sólo uno, el que había guiado a los Magos, conocido como ángel astroforo. José tiene en su mano derecha una vela en las manos, que servía para reforzar la idea de nocturnidad; a su lado, aparece el donante orando, que fue el comitente del retablo. Aquí se ha preferido un pesebre, tal como figura en el Evangelio de San Lucas. San Mateo, por su parte, cuando refiere la Adoración de los Magos habla de una casa. Algunas natividades se representan en una cueva o gruta, escenario tomado del Evangelio apócrifo de Santiago.
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martes, 23 de diciembre de 2008
lunes, 22 de diciembre de 2008
domingo, 21 de diciembre de 2008
sábado, 20 de diciembre de 2008
viernes, 19 de diciembre de 2008
Icono de Vladimir
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jueves, 18 de diciembre de 2008
miércoles, 17 de diciembre de 2008
Descanso en la huída a Egipto
martes, 16 de diciembre de 2008
lunes, 15 de diciembre de 2008
1 año de ALVB
Rafa
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domingo, 14 de diciembre de 2008
Mitraeum
La extraordinaria difusión del culto solar de Mitra en el occidente romano y en la propia capital en el decurso del siglo II y druante el III determinó la construcción de numerosos santuarios y su decoración, en la mayoría de los casos bastante simple, constituida por pequeños bajo relieves representando la mítica muerte del toro, inscritos en el fondo del spelaeum. En algun caso, como en el que aquí se muestra de Marino, cerca de Roma, o en la misma Roma y en Oriente, la decoración de la sala es simplemente pictórica.
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viernes, 12 de diciembre de 2008
Don Alfonso en Hendaya
jueves, 11 de diciembre de 2008
miércoles, 10 de diciembre de 2008
El almuerzo de los remeros
de Renoir (1841-1919)
Su composición se ordena siguiendo dos diagonales. Una de ellas agrupa a los hombres en camiseta, arquetipos del remero. La otra va desde el faldón izquierdo del mantel hasta el lado derecho del fondo y crea así un efecto de profundidad. En su intersección destaca la mesa del almuerzo, motivo de esta reunión de múltiples personajes, en tanto que naturaleza muerta.
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Un rayo de sol ilumina a Alin Charigot, por aquel entonces compañera de Renoir y que más tarde se convertiría en esposa y madre de sus tres hijos. Aline es toda frescura y sensualidad con su sombrero adornado de amapolas, cuyo rojo se repite en el toldo que baña la terraza de tonos cálidos. Detrás de ella, el hijo de los Fournaise parece contemplar la animada reunión. Acodada en la barandilla, su hermana Alphonsine escuha con un aire al barón Barbier.
En la parte anterior del cuadro, la naturalidad de Aline contrasta con la sofisticación de la muchaca de la derecha, la elegante actriz Ellen Andrée, que, bajo la mirada atenta del periodista Maggiolo, parece dirigirse a su joven vecino, que dirge su mirada hacia el frente, en lugar de hacia ella. En la parte posterior aparecen, ligeramente borrosos, una mujer llamada Angèle bebiendo, un hombre con sombrero de copa y Lestringuez y Lhote, amigos de Renoir, que bromean con la actriz Jeanne Samary. Rodeados por este marco de verdor, los ditintos grupos se integran dentro de esta atmósfera alegre y distendida que confiere unidad a la escena.
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martes, 9 de diciembre de 2008
lunes, 8 de diciembre de 2008
La Inmaculada de Soult
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Murillo crea con la Inmaculada Concepción un nuevo tipo iconográfico que surge ligado a la propaganda de la Contrarreforma. Es la referencia iconográfica de la mujer del Apocalipsis dominando a Satanás (mezcla de serpiente, dragón y águila según San Isidoro), aunque la serpiente no esté en el cuadro. Parece un cuadro realista pero está cargado de símbolos: el vestido blanco y la dulce apariencia casi infantil de la Virgen representan la pureza, la virginidad; el azul del manto nos indica que es la Reina del cielo, lo mismo que la media luna, que también simboliza el triunfo sobre el Islam; la cara con la mirada hacia el cielo, llena de luz, expresa que es puente entre Dios y los hombres. El culto a la Virgen enlaza con el de otras Grandes Diosas Madres de la Antigüedad mediterránea.
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domingo, 7 de diciembre de 2008
sábado, 6 de diciembre de 2008
viernes, 5 de diciembre de 2008
jueves, 4 de diciembre de 2008
miércoles, 3 de diciembre de 2008
martes, 2 de diciembre de 2008
lunes, 1 de diciembre de 2008
Lectura de José Zorrilla
domingo, 30 de noviembre de 2008
Noche en Saint-Cloud
de Munch (1863-1944)
sábado, 29 de noviembre de 2008
viernes, 28 de noviembre de 2008
jueves, 27 de noviembre de 2008
miércoles, 26 de noviembre de 2008
Las hilanderas
Uno de los recursos más populares del Barroco fue el de incluir un cuadro dentro de otro y que en Las hilanderas Velázquez convirtió un lienzo ya existente (el rapto de Europa de Rubens) en un tapiz. Y, para añadir mayor complejidad, no lo pintó en su totalidad, sino que sólo dejó entrever una parte del mismo. El artista revela la parte más colorista, más iluminada, el lugar sobre el que se acaban posando los ojos del espectador al contemplar la obra. Velázquez copia un cuadro de Rubens, que a su vez, lo había copiado de Tiziano. El pintor sevillano, con este guiño, se situaba a sí mismo como digno sucesor de los dos grandes maestros que fueron, como él, pintores favoritos de la casa de Austria. El mensaje era complejo y poquísimos espectadores de su época podían entenderlo: sólo aquellos que tuvieran acceso a la pinacoteca de Felipe IV habían visto el rapto de Europa en sus dos versiones.
En el tercer plano se nos cuenta la fábula de Aracné. Según las Metamorfosis de Ovidio, como no, Aracné era una joven de Lidia, muy orgullosa y con un gran talento para tejer: estaba dispuesta a retarse en su arte con la mismísima Minerva, diosa de la sabiduría y patrona de los tejedores. Un día, una anciana le aconsejó que fuera más modesta y Aracné montó en cólera. La vieja resultó ser Minerva disfrazada, hecho que se alude en el primer plano con la mujer de la izquierda, (su pierna al aire no se corresponde a la edad), que tras desenmascararse aceptó el reto. Para el concurso, Aracné tuvo la osadía te dejer tapices en que se veían los engaños y deshonras de los dioses, entre ellos el rapto de Europa. Minerva quedó indignada y destrozó sus tapices y la convirtió en una araña condenandola a tejer de por vida.
de Velázquez (1559-1660)Las tres damas, una de las cuales mira con complicidad al espectador, son quizá los personajes cuya identidad suscita mayor controversia. Algunos autores ven en ellas al jurado que debía discernir quién era mejor tejedora, otros creen que Velázquez, en Las Hilanderas, introdujo de manera críptica un tema muy popular en la literatura del siglo XVII: los pecados de los príncipes, un tema muy propio para un cuadro que, precisamente, no estaba ejecutado para Felipe IV. En este sentido, las tres damas representarían el pecado carnal y se corresponderían con Leucosa, Parténope y Ligia, las sirenas que embaucan a los hombres. De hecho, una de ellas sostiene una viola, un instrumento musical que aturde con sus melodías. La fábula de Aracné se serviría, por su parte, para ilustrar el pecado de la soberbia.
Y por último, en el primer plano, aparece el engaño. Las hilanderas no tendrían que estar aquí, en el siglo XVII la hilatura y el tejido no se realizaban en el mismo taller. Velázquez fuerza la situación y yuxtapone el arte (tapices) y la artsanía (el tejido). Las hilanderas son las figuras de mayor tamaño, pero están preparadas para que el ojo del espectador salte sobre ellas y se pose en lo importante, el fondo. En la estancia del fondo, Vel´zquez alude a Tiziano, tanto al utilizar El rapto de Europa como al ejecutar la escena con tanto colorido. El veneciano fue el maestro del color, mientras que su coetáneo rival, Miguel Ángel, lo fue del disegno. Velázquez utiliza a las hilanderas para homenajear a éste último: la pose de la anciana de la rueca y la de la muchacha de espaldas se inspiran en dos desnudos de la Capilla Sixtina.
El sevillano se revela capaz de dominar las dos grandes técnicas de la pintura. Y no sólo eso, al captar el giro de los radios de la rueca alude a una teoría que dejó escrita el romano Plinio el Viejo en su Historia Natural: "la perfección de un artista se demuestra al saber transmitir la ilusión de movimiento en las ruedas de un carro".
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martes, 25 de noviembre de 2008
Seguimiento en la red
lunes, 24 de noviembre de 2008
Tesoro de Guarrazar
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En un principio se hallaron catorce coronas y diferentes cruces. Por desgracia las coronas fueron fundidas y se han perdido para siempre; sin embargo, nuevas remociones del terreno permitieron el hallazgo de otras ocho coronas más y seis cruces colgantes. A través del comercio las piezas terminaron por pasar al Museo Cluny, penas un año después de su asombroso hallazgo.
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La Real Academia de la Historia tomó cartas en el asunto encargando una excavación del lugar a José Amador de los Ríos. Fruto de esta actuación fueron nuevos descubrimientos, entre ellos otras cuatro coronas más. De éstas, tres pasaron a la Armería del Palacio Real de Madrid, y curiosamente también la cuarta al Museo Cluny. Dos de las de palacio desaparecieron en un extraño robo el año 1921.
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El conjunto del tesoro es fruto de un largo período de acumulación. Al menos hay dos fechas de referencia perfectamente atestiguadas, los años 621 y 672. Una de las coronas desaparecidas correspondía a una ofrenda del monarca Suintila y otra, la más emblemática, corresponde a un regalo de Recesvinto. Aunque el conocimiento de la orfebrería hispana de esta época no nos permite precisiones, es muy probable que algunas piezas pudieran superar este marco cronológico por sus dos extremos.
Como la corona de Suintila, veintidós letras colgantes disponen el siguiente letrero:
RECCESVINTHUS REX OFFERET
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La letra R de esta corona se conserva en el Museo Cluny. Del centro de la corona pende una cruz muy interesante. Formada por cuatro cápsulas metálicas soldadas en el brazo largo, mientras que una a cada lado constituyen los brazos transversales, todas estas cápsulas contienen en el anverso una piedra. Cada extremo de la cruz está enmarcado por una pareja de perlas también encapsuladas. La presencia de una aguja en el reverso demuestra que se trataba de un broche reaprovechado.
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Obra del mismo taller que la corona, y seguramente, dada su calidad, también podía ser un regalo de Recesvinto, son dos brazos de una cruz. Seguramente estos brazos constituían parte del anverso de una cruz con alma de madera y un reverso también enchapado pero más sencillo; es posible que, como en las cruces asturianas, tuviese el letrero de la ofrenda. Como tantas cruces altomedievales, debió tener correspondiente sepulcro con reliquias.
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Como tantas cruces altomedievales, debió tener el correspondiente sepulcro de reliquias. Las grandes iglesias visigodas contaban con una pieza excepcional, un lignum crucis, custodiado en la sacristía destinada al tesoro.
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Se ha interpretado el ocultamiento de este tesoro atribuyéndoselo a las circunstancias ocasionadas por la invasión musulmana. Es muy posible que fuera así; sin embargo, no existe unanimidad para identificar el origen de las obras escondidas. Se ha llegado a decir que representaban el tesoro de la iglesia toledana. Si así fuera, tan sólo se trataría de una mínima muestra. Por los datos que suministran las piezas, sólo tenemos referenciado un santuario: Santa María de Sorbaces.
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Según la importancia de la iglesia, las coronas que se colgaban ante el santuario principal podían variar considerablemente en su número, pues más que un adorno concreto respondían al protagonismo que quería manifestar cada uno de los posibles donantes. Así las coronas se ofrecían a la divinidad en sentido genérico o concreto, además de las que se ofrendaban al patrono del templo. Como es bien sabido, los templos también tenían altares secundarios, razón por la cual un santuario erigido en honor a Santa María también podía tener un altar dedicado a San Esteban.